Así empecé mi novela, a pesar de que aquella combinación de palabras me resultara un tanto absurda de primeras. Pensándolo fríamente, ni siquiera era una frase digna de ser relatada por cualquier encocada jamelga moradora de bares a los que nunca iría a las 5 de la mañana cuando todos los demás sitios ya han cerrado, pero fue lo único que se me ocurrió. Y quizás en ese momento nunca le diera importancia, pues todo comenzó siendo un hobby, pero chicos, aquel libro fue un best seller de los tochos. Y no de los relativamente tochos... fue algo grande, inmenso, jodidamente apoteósico y brutal. Jóvenes de todas partes del mundo hacían colas casi kilométricas para que les firmase la primera página del libro, es más, tenía un puto ejército de fontaneros titulados a mi merced en el equipo porque el porcentaje de fans que se emocionaban más de la cuenta al escribirle una dedicatoria era inconmensurable. Pero no todo iba a ser tan gratificante. No después de todo lo que pasó...
Y ya
ves, aquí estoy, desenfadada, escribiendo la primera página de mi
autobiografía. Una triste historia que muchos se atreverían a leer pero
que muy pocos serían capaces de entender en su plenitud.
2 Comentarios:
¿Y cuál fue la segunda página?
Abrazotes.
Quizás algún día lo sepamos. Quien sabe :)
Besos!
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