¡DIN! Lo habían pillado con las manos en la masa, lo sabía, y sólo por un centímetro. Mira que repetía el proceso día tras día con total precisión, pero esa mañana andaba más nervioso de lo normal y le tembló la mano.
¡Joder, mierda, demonios! Cualquier blasfemia que pudo salir por su boca fue poca cosa. Ya no había nada que hacer, el click en el corazoncito se había hecho real y la notificación llegaría en cualquier momento, aunque lo quitase. Obviamente lo despidieron por hacer mal su trabajo, y su cargo no es que fuera poca cosa, aunque realmente lo que le preocupaba era acabar muerto. Una semana se tiró soñando con rusos que iban tras él, pero es que joder...
¿A qué clase de militar estadounidense se le ocurre abrirse un Instagram en plena Guerra Fría para stalkear al enemigo? ¿Acaso no se lo merecía?
122 - El señor Parkinson.
3 may 2015
Así lo dijo Merche Owl a las 2:26
Zona: ♥ Historias cortas
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