102 Cabezas bombardeadas por chucherias en llamas

Dicen que tener imaginación es un atributo importante para las personas. 

Yo sin embargo me considero una presa de ella.

Normalmente me tiro tanto tiempo pensado cosas irracionales y fantásticas inexistentes, que mi forma de ver el mundo podría ser comparable a la de un macaco drogado. 

¿Acaso no habeis visto nunca a los dragones del pasillo?

Historias como la de Arielle o mis muñecos imaginarios inundan día a día mi cabeza, hasta que un día, noté que me tiraba más tiempo dentro de esas historias que en mi propia vida. 

Es por eso que llevo mucho tiempo sin escribir (lo siento), porque llevo muchos meses intentando estancarme en la realidad, ver las cosas desde la perspectiva de una mujer adulta, y actuar con criterio de forma racional cuando sea necesario... pero es un error. Porque lo que de verdad pienso es, que...

Si nunca has pensado en ponerte chinchetas en los zapatos para bailar claqué, nunca comprenderás que en lo más absurdo están las cosas que realmente nos hacen felices.

P.D: Fotico del otro dia pintando dedos a Dani/y en mi casa. Si quereis ver más fotos pasaros por mi Flicrk, que es feo como el solo pero al fin y al cabo, es producto de demencia, y eso siempre se agradece. Mentira, esto solo es mero spam.

P.D2: Ya ni me comentais en el blog, YA NO ME QUEREIS NADA, os habeis olvidado de mi existencia, MALDITOS FOLLOWERS xDD

101 amigos imaginarios

 

Cuando me desperté esta mañana, supe que él ya no estaba aquí. Fueron 5 pasos los que dí hasta el armario tras levantarme de la cama.

Me puse una camiseta negra y unos vaqueros grises para honrar su muerte, y con total apatía, miré por la ventana mientras me fumaba el último cigarro de la cajetilla cómo el Sol y la Luna todavía mantenían una lucha de titanes por permanecer ahí arriba, en esa cupula inrozable.

Supe perfectamente que había sido yo misma quien había matado a mi amigo imaginario.

Hacía unos meses que mi amigo imaginario había caido enfermo. Dejamos de jugar juntos, de comer lacasitos cuando nadie miraba, dejamos de contarnos historias mutuamente, y a la larga... de hablar. Comenzó a verse como algo distante y comenzó a pensar que él mismo no existía. Creo que mi amigo imaginario tenia tan poca confianza en si mismo y necesitaba tanto que yo pensara en él, que acabó por no comer, no dormir, y morirse.

Sin embargo, nunca me he sentido culpable. No puede dolerte la muerte algo que no existe. Supongo que soy una asesina de amigos imaginarios.